En el 473° aniversario del nacimiento de Cervantes, la Legislatura restaura su obra más preciada

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La recuperación y encuadernación de libros antiguos es una de las tareas que se realiza en el sector de Imprenta de la Legislatura de Río Negro a partir de la tradición que conservan cinco artesanas que han dedicado buena parte de su paso por la Legislatura a sanar y reponer aquellos ejemplares que pasaron por tantas manos.

La biblioteca de la Legislatura, que desde 1961 ofrece un servicio indispensable a la comunidad, tiene además la necesidad de conservar su material con buen estado. Pero como es lógico luego de años de uso, estos pueden aparecer descosidos, con hojas sueltas o deteriorados por diferentes razones.

Muchos de ellos son obras literarias difíciles de conseguir, bibliografías antiguas que tiene un enorme valor para el resguardo cultural de la sociedad.

Las manos de María Rosa Zalazar, Graciela Collomilla, Margot Schneider, Norma Calfupán y Ema Domínguez -con el apoyo de todo el personal de Imprenta- hacen que los libros recuperen el brillo perdido.

Además de los libros de lectura y de estudio, el área se encarga de armar y encuadernar un material de suma importancia para el funcionamiento del Poder Legislativo, como los libros Sueldo, Contaduría y de Sesiones, que luego son archivados para su consulta permanente porque son de valor legal.

Encuadernación funciona en el primer piso de la Imprenta. Allí abundan elementos sencillos como tijeras, cutters, martillos, agujas, cuchillas e hilos de diferentes grosor, y también máquinas específicas como prensas, bastidores, guillotinas y cizallas.

El proceso de reencuadernación se realiza cuando llegan libros desgastados, tanto de la biblioteca de la Legislatura como de diferentes puntos de la provincia.

Las artesanas desarman totalmente el ejemplar y a partir de ahí comienzan una serie de tareas que permitirán estirar los años de vida útil a los ejemplares: coser, encolar, refilar, rodondear y fabricar la cubierta (si necesario) son los pasos que siguen minuciosamente.

En tanto, el Armado y Encuadernado se pone en práctica cuando llega material propio del Poder Legislativo que necesita de un especial tratamiento y cuidado para su mejor conservación y fácil acceso. Aquí entrán los libros Sueldo, Contaduría y Sesiones.

El último trabajo

Semanas atrás se detectó en la biblioteca de la Legislatura la necesidad de restaurar ejemplares que contienen las dos partes de la novela “Don Quijote de la Mancha”. Los tomos datan de 1961.

“Son libros tienen un deterioro en las tapas, hay que volver a armarlos; tienen deterioro en el lomo y en sus partes internas. Es un material muy valioso y solicitamos la colaboración del Departamento de Imprenta para su restauración”, explicó oportunamente la titular del Departamento Biblioteca e Información Parlamentaria, Sandra Castro.

Una vez que los ejemplares llegaron a Imprenta, la labor de restauración fue llevada a cabo por Graciela Collomilla y por María Rosa Zalazar.

“Las tapas están muy viejas, vamos a tener que cambiarlas; las hojas están perfectas y no van a sufrir ningún inconveniente al desarmarlas”, fue el primer análisis que hizo Graciela al tener en sus manos los tomos.

“Este libro está bastante bien conservado, porque los que salen últimamente los abrís y te quedás con una hoja en la mano”, dijo una de las artesanas.

Graciela Collomilla trabaja desde 1992 en el sector de Encuadernación y tuvo su primera aproximación a esta tarea en la Escuela de Oficios, de Viedma. “Ahí enseñaban lo básico y cuando ingresé acá aprendí todas las técnicas”, explicó.

A partir del primer análisis de la artesana, se puso en marcha todo el proceso correspondiente para dejar en condiciones implecables a los ejemplares del Quijote.

A modo de resumen, Marita Zalazar explicó las acciones que entre ambas llevaron adelante.

“Nosotras recibimos el libro, lo desarmamos para limpiar los restos de cola y el lomo, y evaluamos si debíamos coser con la técnica de diente de perro o en cadeneta. En este caso, utilizamos en cadeneta. Encolamos el lomo, lo dejamos secar, pegamos la tela capricho, hicimos la tapa y armamos el libro”, enumeró la artesana, quien desde 1998 trabaja en la Legislatura y también hizo sus primeras armas en la Escuela de Oficio.

“Para hacer un libro, necesitamos entre cinco y seis días”, cerró Marita, orgullosa de tener entre sus manos el libro restaurado a nuevo.