Karen Alvarez y el poder de los poderosos

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Por MMM

Se destapó la olla. Los proxenetas aun libres de la capital rionegrina habían sido invadidos por el miedo aquella calurosa mañana del 26 de Octubre del 2014, donde en cada uno de los diarios se podía leer – “Hallaron sin vida el cuerpo de Karen Álvarez”.
Asesinada, violada, abusada, usada, marginada, sucia, olvidada y perdida. Con su propio jean rodeándole el cuello y la cabeza hundida de tantos golpes. Convencida con la idea de que la única manera de que una chica como ella accediera a un celular nuevo sea entregando su frágil cuerpo a los cuervos roba-sueños. Karen, de tan solo 14 años, había sido encontrada en un descampado en las afueras de Viedma, pero ya le habían robado la voz. Sin embargo, su muerte había hablado de algo que nuestros funcionarios se tenían muy bien escondido, muchos más nombres que los de Carlos Gustavo Mobilio y Pablo Guillermo Jofré que fueron condenados a cadena perpetua por su asesinato saldrían a la luz.
“…Bronca voy a seguir teniendo toda la vida, para mí esto es un día más. No hay alivio, para nada. A mi hija no la tengo más, a él, para el día de su cumpleaños lo van a poder ir a saludar, esté donde esté. Mi hija no puede hablar, no existe más la voz de ella diciéndome ‘hola Pa’, cuando yo vuelvo de trabajar, sólo está en el recuerdo”. Oscar Álvarez (papá de Karen)
Los diarios del 18 de Marzo del 2015, luego de casi cinco meses del asesinato de Karen, publicaron en sus portadas Investigan presunta red de prostitución infantil causa que se extendió dos años (hasta el 8 de Junio del 2017) y finalizó con dos juicios abreviados, en principio, el abogado José Aguirre y el letrista Miguel Rodríguez recibieron sanciones de cuatro años y cuatro años y tres meses, respectivamente, en tanto Nazario Raúl Contín, René Omar Ledesma y Jorge Daniel Morón fueron condenados a siete años de prisión por el delito de “promoción de actos corruptivos, en concurso ideal con promoción de la prostitución de menores”.
El origen de la causa surge con una denuncia presentada por una funcionaria del Ministerio de desarrollo social de la provincia ya que 3 chicas abusadas habrían estado bajo la órbita de ese Ministerio en un hogar de tránsito o del Centro de Atención Integral para la Niñez y Adolescencia (CAINA), lugar donde estos abusadores las buscaban, las extorsionaban y las llevaban al infierno, donde eran violadas a cambio de dos pesos. Las niñas de 13, 14 y 15 años hablaron por miedo, por miedo de terminar como Karen. Inmersas en el abandono, la desprotección y la necesidad.
Y, o casualidad, el 26 de julio de 2015 se incendia en el Juzgado de Instrucción Nº 4 del Poder Judicial de Viedma, Rio Negro, cuyo titular habría sido el juez Carlos Mussi, a cargo del caso de Karen, y donde se estaban tratando a los otros imputados en cuestiones anexas a la causa, Juan Martín Cabrera, César Alberto Valla, Carlos Daniel Blanco y Julio Ernesto Maidana, que seguían siendo investigados, según quedaba establecido en la resolución del Juez. En estos casos, se aguardaban resultados de pericias de laboratorio que fueron ordenadas oportunamente, pero quemadas en este mismo incendio, dejando a la causa en la nada misma.
El Ministro Arroyo dijo que el Gobernador (Weretilneck) estaba al tanto de toda la situación desde el momento de la denuncia y dijo: «No estamos hablando de declaraciones, hay fotos como pruebas» que demuestran que «hay funcionarios judiciales, empresarios y hasta funcionarios del propio Ministerio de Desarrollo Social involucrados» que «iban a buscar favores sexuales».
Y el 27 de Marzo del 2017 en la sala B de la Cámara Criminal de la Primera Circunscripción con asiento en Viedma integrada por los Jueces Ariel Gallinger, como presidente; Ignacio Gandolfi y Carlos Mussi, como vocales, habló unas cortas palabras la señora Justicia. Juan Bernardi había sido sentenciado a cinco años de prisión efectiva por promoción de corrupción de menores; anclado en la misma causa nos encontramos con un segundo nombre, el de Julio César Antueque, condenado a 12 años de prisión por hallarse responsable del delito de facilitador de actos de corrupción de menores, en concurso ideal con facilitador de la prostitución de una menor de edad, ambas resoluciones gracias a la declaración de 33 testigos ofrecidos por las partes en seis audiencias de debate oral y público destacando a Manuel Maza y Luciano Perdriel los imputados Juan Bernardi y sus defensores (defensores de Bernardi) y Pedro Vega (defensor de Antuque).
Dice el fallo que “la presente causa, además de la complejidad propia de la adquisición probatoria del delito imputado, el cual por lo general se comete en la intimidad, sin testigos directos, y sólo excepcionalmente con alguna prueba fílmica, nos agrega una dificultad extra, que es que la víctima, en principio, niega lo que otros testigos afirman que les contó e, inclusive, relatan haber presenciado”. Dudándose de algún tipo de soborno por parte de los poderosos.
Al referirse a la víctima el Tribunal se destacó que “observamos a una persona con todas las características de una víctima de violencia de género, tal como la describen los especialistas en la materia, entre otras las profesionales del Programa Nacional de Trata y de la Fundación María de los Ángeles. En ella, en su testimonio, llama la atención la disociación entre su expresión verbal y su manifestación gestual, notándosela muy afectada por su pasado de explotación sexual”
“También observamos a una persona con miedo, con temor profundo al punto de no poder casi verbalizarlo, paralizada; miedo que además se manifiesta en su pedido de declaración sin público y en su relato respecto al temor infundido por el poder económico de todas las personas imputadas en causas por corrupción de menores, incluidos los aquí imputados”
Viedma tenía un secreto, entre aquellos que podían pagar el silencio, y aquellas victimas que no podían soñar sin dinero.
Debemos entender que las niñas no tienen opciones, son inmersas a la falta de amor y a la dependencia, a su cosificación, para que no puedan pensar más allá de el vaivén entre la plata el placer y el dolor. Eso es vida. A estas niñas no se les dio jamás la posibilidad de elegir, de formar su personalidad a base de deseos genuinos e inocentes, ya se les había enseñado que habían nacido para complacer viejos violadores llenos hasta la médula de suciedad y morbos, que reafirmaban en cada encuentro sexual que eran propiedad, que eran fáciles y que ese era su destino. Sufrir. Y lo único peor que sufrir, era la muerte, la muerte que acecho las cabezas de las chicas del CAINA aquella calurosa mañana del 26 de Octubre del 2014, donde en cada uno de los diarios se podía leer – “Hallaron sin vida el cuerpo de Karen Álvarez”. La muerte que las hizo hablar, la muerte que dio algunos nombres y algunos años en cárceles. La muerte de Karen que nos llenó de dudas y que nos hizo pensar, ¿Quién está cuidando a las chicas del CAINA?
Pero hay más culpables, el poder judicial, la propiedad, la banalización del sexo en los secundarios, los que mantuvieron silencio, los que le dan poder al dinero, a aquellos que usan a la pobreza para hacerse más ricos y todo aquel que pensó que el cuerpo de una niña es un juguete.